¿Alguna vez has leído completamente el contrato de tu seguro? ¿Has repasado con detalle las llamadas letras pequeñas? Por lo general, los usuarios no lo hacen, por lo que se recomienda conversar y aclarar con la empresa cuáles son los beneficios y cuáles son las exclusiones de tu póliza.
Fue precisamente con la llegada del covid-19 que los asegurados comenzaron a prestar más atención a la cobertura de su póliza, se interesaron por las limitaciones en caso de pandemia y comenzaron a leer con detenimiento las letras pequeñas.
Es importante conocer que el término “letra pequeña” no está contemplado dentro las especificaciones técnicas y legales de los seguros, es más bien una terminología que se ha adoptado en el argot cotidiano de los usuarios.
Históricamente, esa letra pequeña en cualquier documento ha gozado de mala reputación, puesto que se le atribuyen malas noticias, desacuerdos entre las partes, y hasta causales de conflicto y nulidad del contrato. Pero, ¿esto quiere decir que definitivamente esas letras pequeñas convierten al contrato en algo engañoso? Por supuesto que no.
La llamada letra pequeña tiene una razón para existir y no pretende de forma alguna timar a una de las partes o beneficiar a la otra. Muchas veces, si la intención de una de las partes es engañar a la otra, se produce sin que necesariamente sea consecuencia de las letras o cláusulas no consideradas.
¿Por qué la letra es tan pequeña?
Primero, porque se trata de una gran cantidad de texto que es importante incorporar, casi siempre en una sola hoja, incluyendo el reverso. Segundo, porque estas normas que se presentan en letra tan pequeña, suelen ser comunes en muchos contratos, no son ajenas al conocimiento de los usuarios, y es posible consultarlas por otros medios.
La póliza de seguro es un contrato complejo que maneja muchas posibilidades y variantes, y su validez viene dada por la firma de las partes en el cuerpo del documento, en el que se acepta la conformidad con estas normas que también deben estar incluidas en el contrato.
Sin embargo, la mayoría de las veces, los tomadores no revisan las llamadas letras pequeñas con la atención que realmente deberían, ya sea porque estos contratos suelen usar lenguaje muy técnico o la cantidad de documentos es tan grande que no alcanzan a revisar todo.
En este sentido, se ha solicitado a las empresas de seguros que encuentren el mecanismo que les permita dar a conocer a sus clientes, de forma pedagógica, el contenido de estas letras pequeñas, lo que les permitirá actuar con transparencia ante sus usuarios.
Y muchas, a escala mundial, lo están haciendo. La meta es que que el tomador de ese contrato no llegue a firmar sin antes conocer y entender todas y cada una de las cláusulas que lo conforman.
Adicionalmente, se le recomienda al asegurado que antes de firmar aclare dudas, realice las preguntas que considere necesarias y procure conocer de forma coherente el contenido de su póliza.
Asimismo, es valioso conozcas estas seis consideraciones sobre las letras pequeñas:
- La letra pequeña no encubre intenciones ocultas por parte del asegurador.
- El tamaño de la letra no es una acción deliberada, responde a razones de espacio y distribución del contenido.
- Los contratos de las empresas aseguradoras están regulados por normativas que establecen las instituciones relacionadas con esta materia en cada país, por tanto, su elaboración estará sujeta a estas normas.
- En la actualidad se exhorta a las aseguradoras a que publiquen las cláusulas de sus contratos en sus sitios web o encuentren la vía más idónea para que sus tomadores las conozcan.
- Las letras pequeñas no están destinadas sólo a contenido que beneficia a la aseguradora, de hecho, se le sugiere a los clientes que revisen cuidadosamente todo el condicionado de su póliza, puesto que allí podrán encontrar coberturas que desconocían y sus beneficios adicionales.
- Las letras pequeñas no invalidan el contrato, siempre y cuando sean legibles. En caso de que no se entienda su contenido por el uso de términos muy especializados, la empresa está en la obligación de ofrecer la lectura y explicación de los términos de la póliza hasta que el tomador los entienda por completo.
Si bien es deber del asegurado leer y entender las letras pequeñas para conocer a conciencia el servicio que contrató, de igual forma es esencial que las empresas: formen a sus empleados en el conocimiento de sus productos, coberturas y exclusiones y pongan con antelación todos los documentos en manos de los clientes para no apresurar la firma.
Finalmente, quienes deseen adquirir una póliza de seguros, tan importante hoy día para protección propia y de la familia, lejos de temer la firma del contrato por causa de las denominadas letras pequeñas, tienen la opción de involucrarse en el proceso de conocer el contenido de la póliza y así sacar provecho a esas cláusulas que los favorecen.
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